¿QUÉ ES UN TRASTORNO MENTAL?
Hacerse esta pregunta es básico, para concretar a qué nos referimos cuando hablamos de personas con diagnostico en salud mental.
Si vamos a la definición de “salud” que nos define la OMS encontramos; es el estado de completo bienestar físico, mental y social, no sólo a la ausencia de afecciones o trastornos. Esto significa que el concepto de ‘salud mental’ está relacionado con la promoción del bienestar físico, social y psíquico, la prevención de trastornos mentales y el tratamiento y recuperación de las personas con problemas de salud mental.
La salud mental es, por tanto, algo que tenemos que cuidar. Prestarle atención será el primer paso para la posible detección. Debemos recordar que un problema de salud mental no impide, ni mucho menos, tener una vida plena, conseguir un trabajo, formar una familia o disfrutar de cualquier aspecto de la vida. Con una atención adecuada, muchas personas con trastorno mental pueden mantener su autonomía y sus capacidades personales.
Por regla general, para que aparezca un problema de salud mental, debe de darse una combinación de factores genéticos, del entorno social y de experiencias vividas. Aunque puede haber personas con más predisposición genética que otras a tener un trastorno mental, son muchos los factores que pueden ser desencadenantes.
Pero es fundamental tener dos ideas claves cuando hablamos de salud mental, la primera que todos/as podemos presentar a lo largo de nuestra vida algún tipo de trastorno mental, y la segunda idea que debemos tener, que la recuperación/mejora es posible y que las personas con trastorno mental pueden llevar una vida normalizada y estar plenamente integrado en la sociedad, siempre que cuente con los apoyos necesarios. Por y para ello, debemos seguir trabajado para la eliminación de las barreras sociales invisibles como pueden ser el prejuicio y el estigma del colectivo.
¿Y AHORA QUÉ? EL PAPEL DE LA FAMILIA
Existen muchas formas de afrontar y vivir un problema de salud mental, exactamente tantas como personas hay en el mundo. Inicialmente, nadie está preparado para asumir este impacto y la noticia obliga a la persona y su entorno más cercano, en este caso la familia, a adaptarse. Debemos recordar que las familias también sufren los efectos del diagnóstico.
Las familias también necesitan tiempo para interiorizarlo, ya que algunos trastornos mentales pueden conllevar importantes desajustes en el conjunto familia organizacional, como por ejemplo pasar de ser familiar a ser cuidador sin formación. Por otro lado nos encontramos con el lado más personal, la gestión de la aparición de sentimientos muy complejos (culpabilidad respecto a uno mismo y a la persona con trastorno mental, la negación, el catastrofismo o la desesperanza.)
Ante todo esto, lo más importante es la información y contar con el apoyo de profesionales que pueden guiarnos en este nuevo proceso vital.