La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar en el que el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede manejar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de manera productiva y fructífera, y es capaz de contribuir a su comunidad.
Las condiciones laborales afectan directamente a la salud mental de las personas, encontramos un ejemplo en el personal sanitario y socio sanitario, que está sufriendo elevadas tasas de depresión y ansiedad en la actualidad. Por todo ello, las empresas deben realizar evaluaciones de riesgos psicosociales y aplicar medidas preventivas para eliminar o reducir al máximo los riesgos existentes.
Trabajar por y para mejorar el bienestar de personas con problemas de salud mental grave es una tarea arduo complicada. Existen diferentes variables psicosociales que están influyendo en el propio bienestar de las personas que trabajamos con este colectivo de personas, como son:
Las problemáticas que pueden presentar este colectivo y sus familiares, por lo general, son difíciles de gestionar con resultados infructuosos en muchas ocasiones, lo que provoca un estrés emocional importante en los profesionales.
La prevención, la promoción de la salud y la sensibilización de la sociedad ante esta problemática cada vez más creciente, requiere de un gran esfuerzo de los profesionales por cuidar y preservar el bienestar de estas personas.
La insuficiencia de recursos socio sanitarios (humanos, materiales y económicos) para poder atender a este colectivo como se merece, también genera una sobrecarga de los profesionales, sentimientos de frustración e impotencia, que pueden afectar a su bienestar psicológico y emocional.
Los profesionales de la salud mental, por tanto, no están libres de poder padecer el llamado “burnout” o el Síndrome de Desgaste Profesional1. El burnout ha sido definido como un síndrome de agotamiento emocional (fatiga, síntomas somáticos, disminución de los recursos emocionales y sensación de que ya no se puede ofrecer nada a los demás), despersonalización (desarrollo de sentimientos impersonales hacia los personas con problemas de salud mental grave, tratándolos como objetos) y ausencia de sensación de logros personales (sentimientos de incompetencia, ineficiencia e insuficiencia). El burnout se considera una respuesta al estrés laboral crónico con respuestas negativas para el profesional que lo padece y su organización, empresa, entidad o asociación en la que desempeñe su puesto de trabajo.
El mantenimiento y exposición crónica a los factores de estrés favorecen el desarrollo del desgaste profesional. Varios estudios han identificado estresores específicos en los profesionales socio sanitarios. Estos tienen que ver con las amenazas personales de pacientes violentos, una excesiva carga de trabajo, exigencias administrativas y la falta de recursos. Otras fuentes de estrés son el trabajo a deshora, las largas jornadas laborales, el trato con familiares difíciles y hostiles, y la asistencia a pacientes con tentativas suicidas. El suicidio del paciente supone un importante factor estresante para muchos trabajadores de salud mental, mostrando a posteriori síntomas de estrés postraumático.
Ante situaciones de crisis y emergencias, el trabajo socio sanitario puede resultar gratificante, pero también puede ser una fuente de importante estrés y sufrimiento.
Teniendo esto en cuenta es importante que los profesionales sigan algunas pautas de autocuidado como pueden ser: tomarse mini descansos en la jornada laboral; cuidar el cuerpo, comiendo de forma saludable, haciendo ejercicio y durmiendo suficientes horas; evitar o reducir al máximo el consumo de alcohol, nicotina y cafeína; buscar tiempo para relajarse y descansar; tener un tiempo de ocio; relacionarse con seres queridos; hablar con personas de confianza sobre las preocupaciones y sentimientos diarios; compartir la experiencia con los compañeros buscando el apoyo mutuo para disminuir la presión y el malestar emocional; practicar técnicas de relajación y respiración. Además, identificar qué estrategias han servido para afrontar y/o superar situaciones pasadas e intentar reconocer y valorar qué cosas se han hecho bien a lo largo de cada día (tanto en el trabajo como fuera de él) y aceptar las posibles limitaciones que se hayan encontrado, son estrategias que pueden ayudar a recudir el malestar psicológico y emocional. Si estas pautas no son suficientes se debe pedir ayuda profesional, aceptando que somos seres humanos profesionales, pero también vulnerables.
“Para seguir cuidando a los demás, debemos cuidar de nosotros mismos”.
1García, M.; Sáez, Mª C. Y Llor, B. (2000). Burnout, satisfacción laboral y bienestar en personal sanitario de salud mental. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, volumen 16, n.º 2 – Págs. 215-228. Recuperado de file:///C:/Users/P3/Downloads/burnout.pdf
Artículo elaborado por Afempes Asociación de Familiares y Personas con una Enfermedad Mental de Paterna, L’Eliana y San Antonio de Benagéber. Este artículo forma parte del proyecto de Sensibilización social cofinanciado por la Generalitat Valenciana, Ayuntamiento de Paterna, Diputación de Valencia y Fundación bancaria La Caixa.